Diario de Yucatan

Consejos para mejorar la convivencia con la familia

RAÚL ESPINOZA AGUILERA(*)

Estamos recorriendo “El Año de la Familia”. Para lograr una mayor integración de todos sus miembros es necesario cuidar una serie de detalles fundamentales para que esa convivencia no se convierta en algo monótono, rutinario o aburrido.

Con la proliferación en los hogares de celulares, iPads, iPhones, laptops y zredes sociales ciertamente se corre el peligro de que cada hijo construya su mundo aparte, que viva aislado.

Aclaro que yo uso todas esas tecnologías y me resultan muy útiles en mi oficio de comunicador y escritor. Pero quizá sea la queja y preocupación más frecuente ————— (*) Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la UNAM y maestro en Comunicación por la Universidad de Navarra. de los padres de familia.

Sin duda, cada asunto tiene su propio lugar. Para un estudiante, es prioritario dedicar suficiente tiempo a estudiar y sacar adelante sus tareas escolares. También conviene que los chicos hagan deporte, que tengan lecturas formativas, que aprendan a socializar en familia y con sus amistades.

¿Qué pasa si en una familia se conversa animadamente —cara a cara— sin estar mirando los celulares? Los integrantes se van conociendo más y mejor; los padres les dedican tiempo a sus hijos; se está pendiente si alguien está enfermo o tiene una preocupación; se sabe y se prevé cuándo son sus cumpleaños; se comparten las buenas noticias de cada uno. De esta forma, todos contribuyen a crear un hogar más humano y alegre y se vence el fantasma de la indiferencia.

Un principio esencial es “ponerse en los zapatos de los demás”. Ese “sentir” lo que cada uno “siente” para lograr tener más corazón e interesarse auténticamente por los demás. Sin este elemento, puede haber “apariencia de familia” pero resulta un mero “formalismo”.

Porque a la gente se le tiene que querer tal y como es y no como nos gustaría que fueran; vencer todo tipo de antipatías o prejuicios.

Otro concepto fundamental es saber comprender, perdonar, disculpar y pasar por alto los defectos de los demás. De lo contrario se generan rencores, resentimientos, aversiones e incluso verdaderos odios.

En una familia hemos de tener un corazón grande donde quepan todos, independientemente de que algunos nos caigan mejor que otros. Y esta norma de conducta la deben de vivir, en primer lugar, los mismos padres para que los hijos aprendan de ese buen ejemplo.

“Vivir en familia” significa aprender a “ceder ante los propios caprichos” y pensar primero qué es lo que hace felices a los demás. Muchas veces a un padre se le puede antojar ver un partido de tenis y al hijo, el fútbol. Pero si la mamá convoca a todos a un plan conjunto, por ejemplo, salir a dar un paseo toda la familia, entonces se dejan de lado esos proyectos particulares y se piensa en el bien común.

No olvidar que “convivir” ante todo significa “servir” a los demás para que la pasen lo mejor posible. Aunque muchas veces cada uno tenga que sacrificar sus planes originales. Otro aspecto del hecho de “servir” es darse generosamente a los demás, con olvido de sí mismo.

Recuerdo que unas vecinas me comentaban —como un grato recuerdo de su infancia que les venía a la memoria— sobre un tío ya fallecido que invariablemente los invitaba a todos los sobrinos, algunos vecinos y amigos a salir de paseo los domingos. A todos les quedó un recuerdo imborrable y un gran aprecio por este familiar.

En toda convivencia es clave aprender a sonreír, estar alegres y añadir detalles de buen humor. Tengo una hermana que es capaz de pasarse más de una hora contando chistes buenísimos. Claro está que las demás hermanas, primas, sobrinas y sus amistades la invitan a todos los festejos de la familia o convivios para escucharla y reirse a gusto. Y le piden que vuelva a contar, aunque sea los mismos chistes y bromas. Ella se percata que es una forma de hacer agradable la vida a las demás, por ello pone su mejor esfuerzo.

La alegría, por tanto, es el aceite que hace mucho más agradable nuestra cotidiana convivencia. De ahí nace una profunda alegría, aún en medio de sufrimientos y contradicciones, que nunca faltan. Todo ello contribuye a mejorar la convivencia en familia.

“Vivir en familia” significa aprender a “ceder ante los propios caprichos” y pensar primero qué es lo que hace felices a los demás

Calidad De Vida

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2021-06-22T07:00:00.0000000Z

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