Diario de Yucatan

Robots meseros.

Los androides son teledirigidos por enfermos en casa

Clientes de la cafetería DAWN ver.ß de Tokio reciben sus bebidas de uno de los androides que atienden el lugar. Los robots son manipulados en forma remota por personas con diferentes discapacidades.

TOKIO (EFE).— Varios años lejos del salón de clases por una salud frágil motivaron al japonés Kentaro Yoshifuji a crear la cafetería DAWN ver.ß, atendida por robots controlados remotamente por personas con movilidad reducida y que busca contribuir a sacarlas del ostracismo laboral y social.

Desplazándose en un circuito por el que se guía con unos códigos digitales estratégicamente colocados en el suelo, Uhsan se mueve entre las mesas entregando bebidas y saludando con la mano a través de su terminal OriHime-D, androide de 1.2 metros de altura que le sirve de avatar para desempeñar su trabajo de camarera.

Afectada por una angina de pecho, la mujer tiene a través del robot la oportunidad de “salir” a trabajar a la capital japonesa desde su hogar en Fukuoka, a mil kilómetros de distancia.

Junto a ella, 40 personas con enfermedades que van desde la esclerosis lateral amitrófica (ELA) hasta lesiones medulares, parálisis y miastenia grave, que las obligan a permanecer en cama o encerradas en casa, participan en el proyecto que, según su impulsor, se enfoca en eliminar la soledad.

OriHime-D no es un robot controlado por inteligencia artificial. Dotado de cámara frontal y micrófono, cada androide tiene un operador (“piloto”) que lo maneja desde su vivienda o el hospital con un dispositivo táctil o guiado por la mirada.

Normalmente el cliente escucha la voz del operador, pero también hay voces artificiales para aquéllos que tienen problemas de habla.

Avatar Robot Cafe DAWN ver.ß es la materialización de un concepto que empezó a gestarse hace cinco años y que está saliendo adelante gracias a una campaña de micromecenazgo con la que se recaudó un 400% más de la cantidad presupuestada.

Desde la ciudad de Aomori se conecta Kudo. Afectada por una enfermedad cardíaca asociada al síndrome de Marfan, la japonesa explica el menú, toma nota y charla con los comensales.

Entre ellos está Kusumi Atsumi, empresaria de 48 años que conoce bien el aislamiento de los enfermos. Su padre tiene una discapacidad y le resulta complicado desarrollar actividades fuera de casa.

DAWN ver.ß “es un proyecto maravilloso, porque probablemente estas personas no habrían imaginado que podían ampliar sus contactos sociales además de trabajar”, dice Atsumi.

“Al no tener oportunidades de comunicarnos con estas personas, a veces nos da vergüenza, porque no sabemos hasta dónde podemos llegar preguntando por su enfermedad, pero indagar nos permite acercarnos a ellas. Eso tal vez les permita integrarse a la sociedad”, dado que habitualmente sus contactos se limitan a su familia.

Michio no trabaja como camarero, sino en una de las terminales OriHime dedicadas a informar sobre el proyecto y dónde se pueden alquilar los dispositivos para que otras personas en la lejanía disfruten de una charla o un paseo por la zona.

El japonés, de 36 años, revela desde Hiroshima que tuvo un trastorno de síntomas somáticos que le impedía salir a la calle. “Últimamente estoy mejor, pero todavía me cuesta estar en lugares donde hay mucha gente”, apunta Michio, quien participó en varios locales de prueba que condujeron a la apertura de la cafetería.

Primera prueba

El primero de los ensayos tuvo lugar en 2018 tras unos meses detenido por el fallecimiento del primer “piloto”, Yuta Banda.

Yoshifuji, el responsable de la iniciativa, inició el proyecto tras su experiencia de no asistir al colegio durante tres años y medio. Cuando estaba gestando sus planes conoció a Banda, quien presentaba mielopatía a causa de un accidente de automóvil a los cuatro años y llevaba dos décadas en cama.

Uniendo fuerzas para lograr una sociedad más inclusiva, empezaron a dar conferencias juntos. Un día bromeando Yoshifuji le dijo a Banda que ya que parecía su secretario podría llevarle un café. “Entonces hazme un cuerpo para ello”, respondió. Esas palabras se convirtieron en el punto de partida de la cafetería DAWN ver.ß.

La muerte de Banda a los 28 años tomó por sorpresa a Yoshifuji, que persiguió la apertura de la cafetería como si se tratara de la última voluntad de su compañero.

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2021-08-02T07:00:00.0000000Z

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