Diario de Yucatan

Dignificó a la arquitectura

Deseaba Ricardo Bofill trascender con sus proyectos

CLAUDIA IVONNE SIERRA MEDINA

BARCELONA (EFE).— Ricardo Bofill Levi, fallecido ayer a los 82 años, una de las figuras más internacionales de la arquitectura española del siglo XX, deja como legado una obra en la que conviven el neoclasicismo y la posmodernidad.

Hijo de un padre arquitecto que había participado en el movimiento moderno del Gatcpac y una madre veneciana de origen judío, estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, de donde fue expulsado en 1957 por sus actividades políticas, por lo que prosiguió sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Ginebra (Suiza).

Su salida al extranjero abrió su perspectiva y marcó su trayectoria, y hoy sus obras se pueden apreciar desde Estocolmo a Oriente Medio, desde Rusia a Holanda, Francia, España, Marruecos, Argelia, Estados Unidos, Japón, China o India.

Con un sentido renacentista y transversal de la arquitectura, en los años 70 reunió a un grupo de arquitectos, ingenieros, sociólogos y filósofos para crear su taller, del que han salido proyectos de edificios, diseño urbano, parques y jardines o diseño de interiores.

De ese intento de dignificar la arquitectura, con una mirada puesta en los clásicos, surgieron obras como el barrio de “Antigone” en Montpellier (Francia), un ambicioso proyecto que supuso crear todo un barrio de la nada con una superficie de cuatro millones de metros cuadrados construidos, en la que se emplearon 20 años.

Su taller de arquitectura es responsable de destacados proyectos de diseño urbano, como la Place de l'Europe (Luxemburgo), Nova Karlin (Praga), Port Praski (Varsovia), Nueva Castellana (Madrid), el nuevo frente marítimo de la ciudad de Tarragona, al este de España, la Nueva Bocana (Barcelona), el primigenio proyecto español de Puerto Triana (Sevilla), Arteria Central (Boston) o la remodelación de Kobe en Japón.

En todos estos proyectos Bofill volcó sus ideas urbanistas, según las cuales la ciudad debe estar formada por calles y plazas y no por edificios aislados rodeados por amplios espacios abiertos, y en ese sentido se posicionaba por la vuelta a la ciudad mediterránea sostenible, con espacios públicos definidos y con los servicios básicos al alcance del ciudadano.

En una de sus últimas apariciones públicas, el pasado noviembre, mientras era proclamado doctor honoris causa por la Universidad Politécnica de Catalunya, Bofill confesaba: “Elegí la arquitectura porque pensé que la obra de arte arquitectónica trasciende el tiempo de la vida de uno mismo. Me emociona el espacio y me gustó la idea de enfrentarme a la construcción física del espacio-tiempo”.

Para esa posteridad, Bofill alentó a las nuevas generaciones de arquitectos y urbanistas a afrontar el reto de mejorar el entorno y contribuir a inventar la ciudad del futuro.

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2022-01-15T08:00:00.0000000Z

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