Diario de Yucatan

La gran mentira de Chávez

J AVIER CABALLERO L ENDÍNEZ ( * ) @erjavievie

“Que la boca mentirosa incurre en tan torpe mengua, que solamente en su lengua es la verdad sospechosa” —Juan Ruiz de Alarcón, “La verdad sospechosa”

Reza el Diccionario de la Lengua Española, que el miedo es la angustia por un riesgo o daño real o imaginario. Más allá, un recelo o aprensión que alguien tiene de que suceda algo contrario a lo que desea.

Por otro lado, la psicología ahonda más y lo define como un proceso que nace en el cerebro y, de manera consecuente, crea un estado de alarma en nuestro propio yo. Este estado de alarma sirve para algo sumamente importante: para adaptarnos a los peligros del entorno, para autoprotegernos de situaciones de riesgo, las cuales —en muchas ocasiones— se escapan de nuestro control.

Nuestro cuerpo es tan misterioso como impredecible. Ante ese miedo, muchos crean lo que quieren, como quieren o como decía el filósofo Williams James, “nuestra visión del mundo se forma por lo que decidimos escuchar”. Es, lo que dirían algunos, un clásico acto de fe aunque hoy, esos actos de fe son muy peligrosos. Y cuando hablamos de política, elecciones y fantoches, el peligro se multiplica.

1998, poco antes de unas esperadísimas elecciones del 6 de diciembre. El periodista peruano Jaime Bayly se encuentra, quizás sin esperárselo, ante una entrevista que le acompañaría siempre, tanto por el momento en que la hizo, como por la calidad periodística y psicológica de las preguntas y respuestas; también por la importancia del personaje al cual se enfrentaba y su devenir político e histórico desde poco tiempo después.

Jaime, sentado en un set en Miami, serio y bastante incrédulo, entrevistaría en la lejanía, vía satélite, a un firme candidato a ocupar uno de los asientos presidenciales más jugosos de Latinoamérica (en el momento de la entrevista era la segunda preferencia en las encuestas). El tipo era un exmilitar, exgolpista, exreo y ahora político en una de las economías más sobresalientes, por aquel entonces, de todo el continente. Estoy escribiendo, —————

(*) Periodista por supuesto, de Venezuela y de ese candidato que se hizo eterno, Hugo Rafael Chávez Frías.

La entrevista fue digna de análisis psicológico. Simple, sin cuchillo rebanador, condescendiente, en fin, un octavo pecado capital del cual hasta hoy se arrepiente el propio periodista. Frente a él, un Chávez de apenas 44 años se mostraba carismático, seguro, diplomático, conciliador, democrático y cercano, es decir, un lobo envuelto en piel de cordero, que con los años y diversas circunstancias —como la caída de su poder y popularidad con el hundimiento del petróleo— mostró su verdadero estado natural: el de la mentira.

En esta particular partida de ajedrez entre el periodista y el candidato, el primer movimiento de Hugo Chávez fue maestro. Rápidamente, Jaime Bayly, curtido en batallas periodísticas, dejó caer su caballo.

—Hugo, te voy a tratar de tú no solo por que tú me has invitado, sino también exigido que lo haga. Te agradezco esa confianza. Es un placer conversar contigo.

—Jaime, el placer es compartido, hermano. Saludos a toda la gente de Miami, de Norteamérica, de América Latina y permíteme brindar contigo en la distancia con este vaso de agua por el éxito de tu programa, por la felicidad de todos los pueblos. Un placer estar aquí contigo (….) permíteme invitarte a una cena cuando pueda ir a Miami, Jaime.

La sonrisa siempre puesta del entonces candidato y las risas de Jaime Bayly (además de la aceptación de la cena) hacían el resto. Candidato presidencial 1, Jaime Bayly, 0.

El resto de la entrevista fue un cúmulo de despropósitos del futuro mandatario venezolano:

1. Comparto las ideas de los nuevos liderazgos como el de Bill Clinton (presidente de Estados Unidos de 1993 a 2001) o Tony Blair (primer ministro de Reino Unido de 1997 a 2007). Debemos integrarnos y compartir visión.

2. No entraré en el tema cubano, pero creo que el pueblo de esa isla debe marchar hacia una realidad más democrática con igualdad, justicia y con un futuro mucho mejor.

Jaime Bayly cambió de tercio y le preguntó acerca de lo que se dice de Hugo Chávez: Se dice que eres “violento, autoritario, que hay un dictador escondido en ti y que no crees en la democracia. ¿Qué dices de esto?”

“Yo soy un hombre con mentalidad democrática. Pertenezco a una generación de militares humanistas”, respondió Chávez antes de justificar como una decisión democrática el golpe de estado que lideró en 1992. Más:

1. Estamos de acuerdo con las privatizaciones. Muchos rubros deben ser entregados a capital privado nacional o internacional, pero no Petróleos de Venezuela. Estamos de acuerdo en que la banca esté en manos privadas.

2. Debemos entendernos con todos los países y organismos internacionales.

3. Yo no soy socialista. Creo en un proyecto humanista, integral, que mire la globalización.

4. Me llevo muy bien con los empresarios venezolanos y desde el gobierno impulsaremos la industria nacional, las empresas privadas y su incursión al mundo desarrollado.

5. Te invito a que pases unos meses para que sepas qué es un demócrata. No queremos ser autoritarios, huimos de los autoritarismos.

Esta entrevista me recordó, lógicamente, el cambio presidencial de México en 2018 y una de las frases icónicas del primer discurso de un exultante Andrés Manuel López Obrador en el zócalo tras su victoria: “Vamos a cumplir nuestros compromisos desde el primer día”. Fin de la historia.

Para ver el vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=mE84o4Yxh70&t=392s.— Mérida, Yucatán.

INTERNACIONAL

es-mx

2022-01-20T08:00:00.0000000Z

2022-01-20T08:00:00.0000000Z

https://diarioyucatan.pressreader.com/article/281655373447891

Compania tipografica Yucateca