Diario de Yucatan

¿No tiene dinero el INE?

FI L I BERTO PI NELO SANSORES ( * ) (*) Maestro en Español. Especialista en política y gestión educativa fipica@prodigy.net.mx

Es forma de pensar de muchos de quienes aspiran a ocupar cargos públicos hacerse ricos con esta actividad aunque escondan su intención en el demagógico discurso de sentir una gran preocupación por servir al pueblo.

Dos son las vías que creen tendrán a su alcance para satisfacer su insaciable ambición: hacer negocios a costa del erario y cobrar salarios y prestaciones cada vez más altos, sin importar lo condenable que su conducta sea para los ciudadanos.

Este fue el leitmotiv de la política durante el periodo neoliberal. La felicidad era completa si se contaba con otros privilegios igual de dispendiosos. Disponer de elevadas sumas para remodelar oficinas, adquirir vehículos, contratar ayudantes, adquirir seguros de diverso tipo, crear cajas de ahorros, instituir fideicomisos con lo que se rasguña, para gastarlo después en privilegios adicionales. En un país con tantas carencias había una casta que vivía en la desmesura y el derroche de recursos que no eran suyos.

Sueldos de 200 mil, 300 mil, hasta 600 mil pesos al mes; aguinaldos de más de un millón, tanto en el Poder Ejecutivo como el Legislativo y el Judicial y, a medida que se fueron creando, los Órganos Constitucionales que fueron instituidos con la intención no de mejorar la gobernanza del país sino de dar chamba a los amigos y a los aliados; cantidades mayúsculas para su manejo discrecional eran usadas para mantener, de esa manera, la “estabilidad” del país.

Fue un clamor popular que se terminara con el dispendio de los sueldos sultanescos y los desmesurados privilegios, con cargo al presupuesto. Cuando se convirtió en ley que ningún servidor público pudiera ganar un sueldo mayor al que se le asigne al presidente, de inmediato quienes quedaron en la cosa pública como una especie de resabios del pasado, se opusieron.

De los cuatro tipos de entes que hay para gobernar al país, dos, el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, acataron lo establecido en la nueva ley, pero dos, el Poder Judicial y los llamados órganos constitucionales no lo han hecho.

El INE es uno de estos órganos reacios a acatar el sentir de la mayoría de los mexicanos que repudian esa forma de hacer política y exigen acato a la ley y que los servidores públicos dejen de usar sus cargos como fuente de enriquecimiento, en abierta contradicción con sus habitantes del país cuyos ingresos son magros o apenas alcanzan para lo indispensable. En este aparato se mantiene una representación de la oligarquía desplazada, y ayudada por los partidos a los que deben sus puestos, defiende con uñas y dientes sus prebendas.

Ahora que se estableció en la Constitución la obligación de llevar a cabo la consulta de Revocación de Mandato, ha puesto mil trabas a su realización, pretextando falta de dinero, que es, precisamente lo que le sobra.

Cada uno de sus 11 consejeros goza de un sueldo de 262 mil pesos (más del doble del que recibe el presidente, no de un organismo sino de todo el país); en 2021 el aguinaldo que recibieron ascendió a 350 mil pesos; cada uno dispone de entre 10 y 15 asesores con sueldos de más de 100 mil pesos mensuales. Los altos empleados de la institución tienen seguros de vida, de separación, de gastos médicos mayores y colectivo de retiro privados; disfrutan de apoyos para gasolina por 3 mil 500 y alimentos por 11 mil 970 pesos al mes; verdaderos privilegios a costa de los bolsillos de los mexicanos.

No para ahí la costosa frivolidad de estos gastadores de dinero ajeno como propio: tienen destinados 31 millones de pesos para un servicio de comedor con seis chefs, un nutriólogo y 75 empleados, para el disfrute de sus funcionarios, no obstante el citado bono para alimentos. Son muy glotones porque destinan, además, fondos para botanear en sus reuniones. En 2020 gastaron tres millones 33 mil pesos en bocadillos, galletas y refrescos. Su presupuesto contempla partidas para pago de estacionamientos y lavado de sus coches.

Gastan como si fueran fabricantes de dinero. En 2020 les fueron descubiertas 9 motocicletas Harley Davidson que no habían manifestado y cuando en redes se le preguntó a su presidente si era cierto, respondió que eran para transportar paquetería.

Recientemente, se descubrió también, que entre los gastos de la institución había una partida para compra de alimentos para perros, con la cara dura que acostumbra, contestó que eran perros entrenados para identificar explosivos, “como los tienen otros organismos como la Policía Bancaria e Industrial de la Secretaría de Seguridad Ciudadana”. No reveló cuánto cuestan los entrenadores de los perros.

El ejercicio que hicieron la Función Pública y la Secretaría de Hacienda demostró que el INE no está escaso de recursos para llevar a cabo la revocación de mandato a que lo obliga la Constitución y que éstos podrían ser fácilmente reunidos si se acogen sus altos funcionarios a los principios de austeridad republicana, que deben ser norma en toda la administración pública, y renuncian a sus inveteradas formas de usar los cargos públicos para llevar una vida placentera a la vez que aumentar exponencialmente sus fortunas.

La revisión arrojó que con medidas de austeridad ya aplicadas en el gobierno federal, el INE podría recuperar 2 mil 792 millones de pesos de partidas presupuestales destinadas a gastos suntuarios. Aplicando el nuevo tabulador de sueldos y salarios, a los que devengan sus mandos altos y medios pondrían obtenerse 718.8 millones de pesos; suprimiendo bonos, otros 150 millones; cancelando seguros de gastos médicos mayores (esos fifís tendrían que ir al ISSSTE), 131.6 millones más y suprimiendo sus seguros de separación individualizada (que no existen ya en el gobierno federal), 306.9 millones de pesos adicionales. Serían así 1,307.3 millones de pesos los rescatados.

Para gastos de operación le fueron asignados este año 830 millones de pesos adicionales en su presupuesto, para la revocación del mandato, independientemente de los ahorros que, en este rubro, con el resto del dinero, podría hacer. No es menor el hecho de que Hacienda le encontró dos fideicomisos con saldo total de 1,360 millones de pesos con dinero que no gasta pero no devuelve al fisco. Si se suma todo, no sólo sale para la consulta sino hay para vuelto.

Dinero si hay; lo que no hay es vergüenza.— Mérida, Yucatán.

COMUNIDADES

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2022-01-20T08:00:00.0000000Z

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