CITA DEL DÍA

“Aunque diga lo contrario, el tema que más irrita y preocupa al presidente López Obrador es la seguridad nacional”.

José Santiago Healy, analista político

Los actos violentos y con tintes terroristas registrados en varios estados de la República el pasado fin de semana podrían convertirse en el detonante de un cambio de fondo en la estrategia de seguridad del gobierno morenista.

El Cártel Jalisco Nueva Generación demostró su poder y capacidad de movilización al gestar una ola de disturbios y agresiones contra la población civil de Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California.

Pero al mismo tiempo el Ejército y las fuerzas de seguridad enseñaron músculo al reventar una reunión de jefes del Cártel Jalisco e incautar un vasto arsenal en las inmediaciones de Jalisco.

Nunca se confirmó la detención de los capos conocidos como “Doble R” y “El Apá”, del Grupo de Élite; sin embargo trascendió que un sobrino del mero jefe Nemesio Oseguera Cervantes, alias “el Mencho”, cayó en las manos de los militares y de ahí la reacción tan violenta del Cártel Jalisco.

Aunque diga lo contrario, el tema que más irrita y preocupa al presidente López Obrador es la seguridad nacional. Su retórica demagógica lo obliga a defender lo indefendible, es decir su política de “abrazos y no balazos” que ha permitido más de 130 mil homicidios dolosos en su sexenio y una profunda estela de sufrimiento en la población mexicana.

De ahí que opte por entregar el mando total a los militares de la Guardia Nacional, el cuerpo de seguridad creado por su administración precisamente para frenar la narcoviolencia.

Lo que seguramente veremos en el resto del sexenio será un ataque más preciso e inteligente de los militares contra la delincuencia organizada que prácticamente arrancó con la detención de Rafael Caro Quintero, ocurrida unos días después del encuentro AMLO-Biden, en Washington.

Por supuesto en esta dinámica tiene mucho que ver Estados Unidos; sus dirigentes políticos y empresariales están cansados de la mano blandengue del régimen morenista en contra de la creciente y fortalecida delincuencia organizada.

Como es de sobra conocido, los carteles de la droga y el crimen controlan vastas regiones del país y cada día están más inmiscuidos no sólo en drogas, cobro de piso, robo de autos y negocios ilícitos, sino también en empresas privadas y en la política.

En México se vive un Estado fallido ante el acecho e influencia de los delincuentes y no estamos muy lejos de que los gobiernos sean dirigidos por narco políticos como en algún momento sucedió en Colombia.

López Obrador pensó de manera ingenua o quizás perversa que reduciría el poder de los narcotraficantes con solo dar dinero a los jóvenes; jamás imaginó la magnitud y alcance de los carteles que varias veces han puesto en jaque a su gobierno.

Ahora, cuando ya se ha dado cuenta que por las buenas no se controla al crimen, el primer mandatario dejará esta papa por demás caliente y complicada en manos del Ejército Mexicano.

Lo que no sabemos es si la Guardia Nacional servirá para tales propósitos o si por el contrario se trata de un aparato de seguridad hueco, sin la experiencia y estructuras necesarias para frenar a este indomable cáncer que carcome a México.

Tampoco sabemos si los dos años y dos meses que le quedan al gobierno morenista serán suficientes para que los militares pongan orden y regresen la seguridad a los mexicanos. Tiempo al tiempo. Noticias, noticias… Gran escándalo en las ligas mayores del béisbol por la suspensión de 80 partidos del súper estrella de los Padres de San Diego Fernando Tatis Jr, quien utilizó esteroides prohibidos cuando se alistaba para regresar a la acción luego de una rehabilitación por la fractura de su muñeca. Tatis firmó contrato por 340 millones de dólares con los Padres el año pasado; ahora a sus 23 años de edad su futuro luce por demás incierto.—