Diario de Yucatan

Tulum se agita por un pleito

Inversionistas y pobladores pelean por zona costera

Un frenesí por construir edificios en Tulum hace que muchos empresarios planeen levantar condominios y hoteles en una colonia pobre erigida en tierras ocupadas.

Mientras que la policía trata de desalojar a los residentes para que se puedan construir grandes condominios junto a casitas de madera y cartón, los ocupantes dicen estar hartos de los inversionistas que no permiten a los lugareños disfrutar de su propia costa.

En el enfrentamiento más reciente, del 27 de julio, la policía se presentó con una maquinaria pesada e intentó derribar algunas viviendas junto a un condominio con balcones. Disparó gases lacrimógenos, pero el viento cambió de dirección y llevó los gases hacia su sector, por lo que se tuvo que retirar en medio de una apedreada.

El contraste entre ricos y pobres no podría ser más grande en Tulum.

TULUM (AP).— El contraste entre ricos y pobres en este polo turístico no podría ser más grande. Hay edificios de cuatro pisos con nombres alusivos a la cultura maya y slogans en inglés como “Live in the Luscious Jungle” (Viva en la selva sabrosa) y “An immersive spiritual experience” (Una experiencia espiritual inmersiva) pegados a chozas construidas con palos, cajas, lonas y techos de láminas de zinc.

Un frenesí por construir edificios en Tulum, Quintana Roo, hace que muchos empresarios planeen levantar condominios y hoteles en un barrio pobre erigido en tierras ocupadas.

En una costa en la que la construcción irrestricta de hoteles ha cerrado el acceso público a la mayoría de las playas —hay unos pocos puntos de acceso público en una faja de 130 kilómetros (80 millas) conocida como la Riviera Maya—, los residentes en estas tierras ocupadas se preguntan si los mexicanos pobres podrán disfrutar de estas playas alguna vez.

Las autoridades de de Quintana Roo han dicho que reubicarán o desalojarán a unos 12,000 residentes del caserío 2 de Octubre, que ocupa 137 hectáreas. Fue fundado en 2016 en terrenos otrora públicos, muy valiosos, a pocas cuadras de la calle principal y a unos 2 kilómetros de la costa.

Estas invasiones de terrenos son comunes en México. A menudo los ocupantes son desalojados al poco tiempo. Pero a veces estos asentamientos se integran a la ciudad. Se calcula que 250,000 personas podrían estar viviendo en comunidades surgidas en terrenos ocupados en las afueras de Cancún.

Las autoridades afirman que los “invasores” han creado una comunidad semianárquica que alimenta la reputación de Tulum como un sitio donde abunda la violencia y amenaza el turismo, vital para la zona.

Uno de los líderes de los ocupantes, José Antonio León Méndez, un soldador que vive entre Cancún y Tulum desde hace tres décadas, dice que él y muchos otros “paracaidistas”, como se les dice en México a los ocupantes ilegales de tierras, trabajan como cocineros, jardineros y albañiles en los condominios y hoteles de la zona. Y que le molesta el hecho de que él jamás podrá comprar una casa en localidades llenas de extranjeros. “¿Como un mexicano puede ser invasor en su tierra? Es como decir un ladrón que roba lo suyo”, expresó León Méndez. “No tenemos ningún problema personal con los extranjeros, pero que respetan nuestros derechos”.

Agregó que la resistencia de 2 de Octubre es un símbolo de la batalla de los mexicanos que son expulsados de su propia costa porque no pueden pagar los precios que se cobran allí.

La comunidad es parte de 200 hectáreas de tierras públicas que fueron vendidas a empresarios de la construcción mayormente extranjeros en los años 2000. Los condominios a sus alrededores, y algunos bien adentro de la comunidad, se venden por entre 100,000 y 150,000 dólares. Las publicidades para su venta usan dólares y también hay que pagar en dólares para acceder a muchas instalaciones costeras.

En la zona de Tulum, un ingreso de 20 dólares diarios es considerado un buen sueldo, pero a un mexicano que percibe esa suma le tomaría décadas poder comprar una de esas propiedades.

El fiscal general de Quintana Roo, Oscar Montes de Oca, dice que desalojará a los ocupantes ilegales.

“Ya tenemos las denuncias de los propietarios y las órdenes de desalojo de los jueces”, declaró. “Pero cada vez que lo hemos intentado, pues inmediatamente todos se reúnen, nos cierran las vías de comunicación y se genera un problema mayor”.

Hay otros obstáculos: pilas de piedras, neumáticos y madera listos para que les prendan fuego.

Mateo Cruz, quien alquila una habitación en la que vive con sus dos hijos en la comunidad, muestra el moretón que le dejó en un muslo una granada de gas lacrimógeno tirada por un policía. “Nos dijeron que teníamos que salir y que sacar nuestras cosas”, expresó, en alusión a un enfrentamiento el 27 de julio.

El sitio donde vive se encuentra frente a un condominio nuevo de cuatro plantas. “¿Cómo se les ocurre lanzar gas en medio de tanta gente?”, preguntó indignado Mateo Cruz.

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2022-08-19T07:00:00.0000000Z

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